10/6/10

Gracias Bruselas, hasta siempre Europa

(Álvaro y David)

Álvaro: En Bruselas, la mal llamada (según algunos) capital de Europa, damos por terminado el Interrail, el Erasmus y el Finterrete. Suponemos que aquí algún día, a alguien de la Unión Europea se le ocurrió el programa de becas de intercambio universitario con el que hemos estado desde principios de septiembre en Helsinki.

Dándole las gracias por la idea y seguros de que hemos disfrutado del intercambio (también de lo universitario y no tanto de las becas) volvemos a España sintiéndonos un poquito más europeos.

En la penúltima entrada de el Finterrete dijimos que nuestra próxima parada sería Copenhague. En la capital de Dinamarca pasamos algo menos de 24 horas en las que nos dió tiempo a coger unas bicicletas (esta vez gratis) para ir a ver a la Little Mermaid en directo. Digo en directo porque donde debería estar la muchacha tienen una pantalla gigante conectada con una webcam que transmite la imagen del pabellón danés de la Expo de Pekín...

David: ¿Quién ha dicho que los alemanes no son hospitalarios? Andrés Webering nos estaba esperando en la estación de Kiel con una estupenda Becks en la mano. Primera cerveza en Alemania, después de nuestra experiencia maritimoferroviaria. Sí, has leído bien maritimoferroviaria porque para salvar un estrecho marítimo entre Dinamarca y Alemania meten el tren en un ferry.

Como R.N. Webering tenía partido en Luebeck, nosotros nos fuímos a Hamburgo, la ciudad con el mayor puerto de Europa. Y no mienten, yates, cargueros, transatlánticos o cualquier otro monstruo flotante es solo uno más en Hamburgo. Lo más bonito de la ciudad es el barrio de San Pauli, el Vallecas alemán. Cuando llegamos estaban celebrando el centenario del equipo y el ambiente festivo inundaba el barrio con baderas en balcones y la gente en las calles luciendo la camiseta pirata.

Kiel lo vimos principalmente de madrugada. Las dos noches que estuvimos el Rafa Nadal Alemán nos enseñó los principales monumentos de Kiel, que curiosamente estaban en las discotecas.

A: Del domingo por la tarde al martes por la noche estuvimos en Berlín. Allí nos hospedó mi prima Loles y su marido Stefan, con los que pocas horas después de llegar nos estábamos tomando una cerveza en un Wiergarden en el Tiergarden.

Que conste que a pesar del fulgurante comienzo y de que nos aficionamos a la Berliner (una de las muchas marcas de cerveza de la capital alemana) en esta parada tocamos bastante la vertiente histórico-cultural. Visitamos un búnker y nos empapamos en el muro (llovía bastante) y sobre el muro, especialmente en la East Side Gallery y el Check Point Charlie. También visitamos el Estadio Olímpico y el Bundestag, muy recomendable incluso después del cabreo de las dos horas de espera.


D: Silvia fue nuestra anfitriona en Utrecht. Durante los tres días que estuvimos allí el sol brilló con fuerza y nos permitió disfrutar de las vistas desde la torre de la Catedral (95 metros), los paseos en bici, los pic-nics en los parques y un tour en canoa por los canales de la ciudad.


El viernes visitamos Amsterdam. Recorrimos el centro fijandonos en las estrechas y coloridas casas, el mercado de flores, la esplanada de los museos, los parques, el barrio de Joordan, la casa de Anna Frank o los canales. No hubo tiempo para parar el distrito rojo, pero es sencillo hacerse una idea del ambiente fijándose en la cantidad de coffee shops que perfuman la ciudad.



A: El sábado a mediodía hicimos nuestro último viaje incluido en el Interrail: de Utrecht a Bruselas Central vía Rotterdam. En la estación de la capital belga nos recogió Javier Ruiz, alias Family, amigo y compañero de clase en Madrid y Erasmus en la Universidad Complutense de Bruselas. Así es como la llama él (en realidad es Universidad Libre de Bruselas) por su caótico parecido con nuestra Universidad en España.


Un caos que también está muy presente en Bruselas (especialmente en el sistema de transporte) y por el que Family dice que no se le puede llamar la capital de Europa. Nosotros tuvimos la suerte de que Laura e Inés, ex-Erasmus en Helsinki al igual que Silvia y Andrés, nos hicieron de guías por el centro de la ciudad. Así la ciudad mejora, aunque ni mucho menos se acerca al nivel de Brujas.


D: Brujas es la ciudad de la que cualquiera quisiera ser alcalde o al menos concejal. Es una ciudad medieval magnificamente conservada, con casitas que parecen sacadas de un cuento de los hermanos Greem y catedrales de altas torres que parecen sacadas del Señor de los Anillos. Las calles están impolutas, no se ve una mala pintada o un desconchón en una fachada. La plaza mayor es una joya, igual que los molinos de las afueras, los conventos o los canales que comunican la ciudad. Lástima que la lluvia nos volvió a chafar la mañana. Solo un aviso, Brujas no es apta para diabéticos, las chocolaterías y los puestos de wafles y fries se cuentan por cientos.


Pues nada, señores. Hasta aquí hemos llegado. El Finterrete ya nació en septiembre con fecha de caducidad. Sus días se han cumplido y ahora descansará con grandes momentos en la memoria, con la certeza de haber conocido personas muy valiosas y la fortuna de haber visitado lugares que nunca olvidaremos. Muchas gracias a todos los que habéis estado con nosotros —allí o aquí— y ojalá volvamos a vernos pronto.

Moi Moi

28/5/10

Estocolmo en bicicleta (Stockholm by bike)

DAVID

Dicen que solo se pueden contar dos historias, la de una guerra y la de un hombre que vuelve a casa. La nuestra es la segunda, como dos Ulises dimos la espalda a las torres de Helsinki adentrándonos en el Báltico.

It is said that there are just two stories to write about: the war and the way back home. Ours is the later. As two Erasmus Ulises we left away Helsinki going into the Baltic Sea.

Venga no me enrollo más. En Estocolmo, dado lo fugaz de la visita, alquilamos un par de bicicletas para ver el doble en la mitad de tiempo y tanto que nos cundió. Vimos toda la isla de Djurgarden y su vecina Ladugardsgardet. Muy bonitas las dos.

Ok. Stop telling stories. Our visit to Stockholm was going to be short, so we decided to rent two fancy black bikes. In that way, we visited the double of places in the half of the time . We saw the whole island of Djurgarden and Ladugardsgardet. Both island were wonderful.


Como nos sobraba tiempo visitamos Langholmen, otra isla, que nos gustó un poco menos.

As we had extra time, we also visited Langholmen which we liked less than the others.

Por la noche, después de comernos un kilo de espagueti boloñesa, dimos un paseo con la caída del Sol ensombreciendo la estrechas calles de la ciudad vieja.

In the evening, after eating a kilo of spaghetti bolognesa, we took a walk in the old city while the sunset played shadows in the narrow streets.

Hoy visitamos el museo del barco Vasa, el único barco del siglo XVII que se conserva más o menos como algún chapucero lo trajo al mundo. Es obligado decir que la criatura se hundió a los 20 minutos de salir del puerto... menos mal que nuestro viaje continúa en tren.

This morning we visited the Vasa Museum where is possible to see the only ship of the XVII century. It should be said that the boat sink just twenty minutes after left the harbour... Fortunately, we will continue travelling by train.

Próxima parada Copenhague.

Next Stop Copenhagen.

17/5/10

Un par de viajes para terminar

Álvaro (14 horas, 23ºC)

Después de una breve pausa de algo más de dos meses vuelve El Finterrete, que siempre queda más bonito acabar una historia de estas que dejarla a medias sin un buen capítulo final. O unos cuantos capítulos, que aunque solo nos queda algo más de una semana por tierras finlandesas intentaremos acabar este blog al menos con otras dos o tres entradas.

Si estuviera en vuestro lugar yo tampoco me lo creería viendo lo que hemos escrito últimamente, pero tenemos un par de viajes que seguro que nos animamos a comentar. El primero lo está haciendo ahora mismo David, que se encuentra en algún sitio entre San Petersburgo, Moscú y Helsinki.


Yo me he quedado en Helsinki disfrutando del verano, que de repente en la última semana hemos pasado de estar entre cinco y diez grados y lloviendo, a veinte grados y con cielo totalmente despejado.

La gente incluso va a bañarse en la playa que tenemos al lado de casa. Yo todavía no me he animado pero ayer estuve nadando en un lago en el Parque Nacional de Nuuksio, donde ya estuvimos en el primer cuatrimestre con Silvia y Moe, que la semana pasada fue la primera en despedirse con rumbo a Japón.


En realidad no es que no tuviera ganas de ir a Rusia, es que el viaje que han organizado unos cuantos italianos, franceses y alemanes con los que se ha ido David me coincidía con la visita de Natalia, la única amiga/o que se ha dignado a venir a Helsinki a visitarme.

La verdad que con eso de que es polaca le pilla un poco más cerca, pero de todas formas era motivo suficiente para quedarme por aqui con ella. Antes de que David se fuera a Rusia la recogimos en Turku, donde estuvimos visitando un archipiélago cercano en el que lo más divertido es pasar de una isla a otra en ferry después de ver señales como la de la foto.

También hice la visita obligada a Tallin (la cuarta desde septiembre) y aprovechando el buen tiempo el pasado viernes alquilamos unas bicicletas y nos dimos un buen paseo por Helsinki. La bicicleta verde que eligió Natalia es una Jopo, una marca de la que creo que ya hemos hablado por aquí y que está bastante de moda en Finlandia.

La cosa es que la bicicletita vale 350€. Yo la estuve probando un rato (aquí no me conoce tanta gente así que no pasa nada si voy haciendo el ridículo un poco) y para mi que no vale ni 50€...

Si valía 50€ el paseo en moto de nieve que hice en Laponia. El 13 de marzo David dijo por aquí que en la próxima entrada yo hablaría sobre él, así que aunque con algo de retraso tengo que decir que mereció la pena pagar lo que costaba. Estuve dos horas conduciendo por el bosque, viendo renos y llegando a una colina desde la que vimos un atardecer muy bonito.

De hecho, esa era la foto que teníamos en la cabecera anteriormente. Ahora la he cambiado por una que hice el otro día en el ferry volviendo de Suomelinna a las once de la noche...

Y es que del mismo modo que en noviembre y diciembre los días eran cortísimos ahora solo hay cuatro o cinco horas sin luz. Así que se pueden ver fotos como esta última, que hice hace unos días en Seurasaari.

Una pena que nos haga este tiempo solamente en los últimos días que vamos a estar por aquí. Y es que seguramente nos vayamos de Finlandia el día 25, aunque todavía no lo tenemos confirmado.

Lo único que sabemos es que el 27 de mayo empezamos el Interrail en Estocolmo y el 7 de junio tenemos un vuelo desde Bruselas a España. Ese es el otro viaje que nos queda por contar para cerrar nuestro Erasmus y El Finterrete.

Besos y abrazos

13/3/10

Viaje a Laponia (III). El trineo de huskys

David (13.10 horas, 1ºC)

El sábado amanecimos a las 09.00 horas. A esa hora comenzaba todavía no había amanecido aunque el Sol iniciaba tímidamente su ascenso diario. Después de desayunar en la cabaña comedor volvimos a nuestra cabaña. Yo me puse a escribir contemplando el lago a través del cristal, estaba desierto y salvo dos o tres compañeras que pululaban por la aldea todos estaban en sus cabañas.




Mentira, no recordaba yo que el sábado fue el día de las actividades: paseo en trineo tirado por huskys, motos de nieve o ambas, a sesenta lereles el servicio. Pues eso, estaba yo contemplando el paisaje cuando del fondo del lago, rompiendo la perfecta hilera de pinos nevados, una caravana de tres trineos emergió del bosque trazando en la blancura inmaculada del lago las huellas de los perros y trineos. Como si hubieran tocado la campana del recreo en un colegio, salimos todos al porche de nuestras cabañas y cuando la caravana estuvo suficientemente cerca corrimos a saludarlos como si un prohombre hubiera llegado a un pueblo perdido.



Después fue mi turno. El paseo duraba algo más de cuarenta y cinco minutos a través del bosque en un trineo tirado por cuatro perros. El grupo estaba formado por tres trineos, dos de los cuales los manejábamos nosotros y otro que iba siempre puntero manejado por el monitor. La ruta tenía tres partes, por lo que pasábamos dos manejando y una a bordo del trineo del monitor. La primera y la última eran más rápidas, con más curvas y más emocionante, la parte central era más lenta, más calmada, tiempo para los sentidos. Yo maneje la primera y la última y en la segunda recostado en el trineo delantero disfruté del mar de pinos blanquecinos.



La conducción es sencilla, basta bajarse del trineo cuando los perros tiene que hacer mayores esfuerzos, frenar en las bajadas y en las curvas cargar el peso del trineo en el sentido de la curva. Aún así, a puntito estuve de comerme un árbol justo antes de entrar a l lago, que me vi con mis huesos en la nieve y el trineo alejándose y dejándome tirado. Libre por poco. Más tarde me acerqué a ver la derrapada y efectivamente el patín derecho del trineo se había subido por el árbol y había cortado ligeramente el tronco. Bajó la virgen a verme.




Después de tal borrachera de emociones nuevas y placeres sensoriales me dediqué a algo más calmado. Con Claire estuvimos taladrando el hielo del lago para pescar, pero no picó nada. Si vosotros queréis seguir picando por aquí, en el próximo post Álvaro os contará su experiencia con la moto de nieve.

Terve!

Disculpad la calidad de los videos, pero mi viejo móvil no da para más.

10/3/10

Viaje a Laponia (II). La aldea de Korvala

La aldea de Korvala en realidad es una especie de camping, un conjunto de diez pequeñas cabañas rojas junto a otras cuatro no mucho más grandes que hacen las veces de restaurante, sauna y sala de fiestas, almacén de esquís y residencia de la familia Korvala. Todo ello en frente de un pequeño lago, que en invierno queda oculto bajo la nieve como una pradera blanca.


A la llegada la señora Korvala nos dio las instrucciones precisas sobre el uso de las cabañas y nos advirtió que nos abrigáramos bien si no queríamos que nuestro cerebro, el que lo tuviera, se congelara. Algunos tampoco notarán mucha diferencia, pensé yo.

Después de la charla ocupamos las cabañas, Nikolaus organizó los turnos para usar el baño con orden alemán y yo me dediqué a azuzar la lumbre y quedarme embobado mirando para el fuego, momento que repetiría hasta que nos marcháramos de allí.


Dejamos las cabañas para probar las actividades gratuitas que nos ofertaban aquel día. Un paseillo en trineo de renos y otro en trineo de huskeys.



Cada verano mueren en Finlandia 100.000 renos. El Gobierno de Finlandia se encarga de controlar la población del animal, que es la base de la cultura sami. Según me explicó el experto, oriundo de la Laponia finesa, la forma de proceder al exterminio consisete en realizar batidas por el bosque, acorranlándolos de a poco, para capturarlos con más facilidad y darles matarile tranquilamente. Los tres que tiraban de nuestro trineo, Snowball, Litle Boy y del nombre del tercero no me acuerdo, pueden considerarse afortunados.



La cena se sirvió como cada evening a las 19.00 horas. El señor Korvala es un gran conocedor de la gastronomía local —estofado de reno, caserole de salmón, fondue de quesos— y cada cena preparó un plato típico, acompañado de ensalada y frutos del bosque y rematado por un postre de los de relamerse las boceras lengüetazo vivo. Más trade en la fiesta nosotros mismos nos encargamos de regarlo por inundación con glogui y cerveza del país.

Después volvimos al calor del hogar, Álvaro durmió y los demás miramos el fuego mientras dialogábamos de la importancia de tener buenos modales y buenas capacidades comunicativas. Ahí es ná. Cuando nos cansamos de la cháchara, al más puro estilo Benidorm, cojimos el bañador y la toalla y nos fuímos para la sauna, más que para abrir los poros y quemar toxinas para combatir el frío privar cerveza.

La resaca en el próximo post.



¡Moi, moi!


Estamos intentando conseguir fotos de la fiesta porque, como es lógico, nosotros no llevamos a esos eventos bárbaros e incontrolados. Cuando las tengamos la subiremos.



5/3/10

Viaje a Laponia (I). El tren.

David (12.24 horas, -4ºC)

El no expreso para Laponia partió un jueves 21 de diciembre a las 21.00 horas. Después de apurar al último segundo —como es costumbre— para mandar un trabajo y de haber cenado —como es también costumbre— en el Pizza Place nos encaminamos a la estación central de Helsinki. Allí nos esperaban Anumpan, jefe de la expedición y portador de los billetes, y otros otros muchos compañeros entre los que se contaban Matias, Filipo y Yelena.

Nos aguardaban nueve lentas horas de tren, ochocientos kilómetros cruzando Finlandia de sur a norte, una pequeño calmante para la excitación creciente de llegar a latitudes casi polares.

Fuera, el tren se deslizaba pesado, agonizante entre la noche nevada. La negrura de los bosques fineses parecía impedirle el paso como si en cada traviesa un denso muro se levantara.


Dentro, los viajeros nos habíamos reunido en el vagón cafetería y nos entreteníamos en la papiroflexia con los folletos de la empresa nacional de ferrocaliles fineses y una rudimentaria partida de Texas Holde'm.

Un señor me confundío con un sudamericano, según entendí por el gorro que llevaba. Algunos autóctonos se emborrachaban y cantaban canciones inteligibles. Cuando el sueño se adueño de nosotros nos fuimos a la cabina, compartida con Nikolaus Moench . Dijo que pondría la alarma para despertarnos y así lo hizo, precisión alemana.

En Rovaniemi nos aprovisionamos de cerverza y luego la expedición se dividió en dos: los que continuaron hasta Inari y los que nos dirijimos a la aldea Sami de Korvala, que os será presentada en el siguiente post.

8/2/10

Mejor precio y calidad

Álvaro (19:30 horas, -6ºC)

Reconozco que antes de venir a Helsinki solamente había entrado en un LIDL dos o tres veces en mi vida. El hecho de ser fiel cliente de Mercadona (qué pena cuando quitaron el de Hilarión Eslava), algunas incursiones esporádicas en Piedra o Caprabo y un calvo con menos credibilidad que la Patiño tenían la culpa.

Sin embargo, con eso de que nos dan menos de 200€ de beca al mes (todavía no sabemos exactamente cuánto) y que la vida en Helsinki no está muy barata, no nos ha quedado más remedio que fiarnos de lo de "mejor precio y calidad".

Así que prácticamente cada sábado o domingo (sí, abren los domingos hasta las diez de la noche), acudimos al LIDL que hay en Kamppi cargados con nuestras mochilas para no tener que pagar las bolsas de plástico.

Y si tenemos suerte y alguien se ha olvidado alguna lata de cerveza en nuestra habitación, nos sacamos un dinerillo metiéndola en una máquina que hay al lado de la puerta y que te da 0,15€ por cada una.

Después empezamos nuestro recorrido habitual: pan de molde, fruta, salchichas y jamón de york en el primer pasillo; taco de queso emmental, pure de patatas y pasta al fondo; y leche (ya no la confundimos con el yogur) y huevos a la izquierda.

Entre medias, visita obligada a la estantería de ofertas en la que te puedes encontrar desde calzoncillos hasta una aspiradora. Esta vez había un "ultrasonic distance meter" por 16,99€... Me lo estuve pensando pero al final no me lo compré, me daba mal rollo lo de ultrasonic. Eso sí, prometo que antes de que acabe el Erasmus ¡me compro algo en ese pasillo!

Lo que sí nos llevamos siempre es un par de paquetes de pechuga en salsa y entre seis y diez yogures "Big Duo". El pollo no tiene muy buena pinta (nos costó un par de compras decidirnos a probarla) pero la salsita está bastante rica y con arroz se deja comer.

Los yogures deben tener algo adictivo. En Pohjoinen Rautatiekatu 29 una cena sin esta especie de Corn Flakes de chocolate con yogur es como un lunes sin La Hora de José Mota (que ha sustituido al Doctor Mateo en nuestra programación): inconcebible.

También tengo que reconocer que tengo un pequeño problema con las American Cookies. Una especie de Chips Ahoy pero mil veces más ricas. Ya no las cogemos en la compra semanal porque se nos acaban en menos de un día, pero de vez en cuando no me resisto y me doy una merienda-homenaje.

Pero bueno me lo puedo permitir, que seguimos con nuestra apretada agenda deportiva (ahora incluso con volleybal y snow rugby). De hecho, el viernes empezamos otra liga de fútbol sala con el Melting Pot y ganamos 4-1 en lo que significó nuestra primera victoria en una competición bajo techo. David marcó un gol a lo Eto'o y yo cumplí como portero suplente ante la ausencia de nuestro alemán de dos metros. A ver si seguimos así.

¡Besos y abrazos!