10/3/10

Viaje a Laponia (II). La aldea de Korvala

La aldea de Korvala en realidad es una especie de camping, un conjunto de diez pequeñas cabañas rojas junto a otras cuatro no mucho más grandes que hacen las veces de restaurante, sauna y sala de fiestas, almacén de esquís y residencia de la familia Korvala. Todo ello en frente de un pequeño lago, que en invierno queda oculto bajo la nieve como una pradera blanca.


A la llegada la señora Korvala nos dio las instrucciones precisas sobre el uso de las cabañas y nos advirtió que nos abrigáramos bien si no queríamos que nuestro cerebro, el que lo tuviera, se congelara. Algunos tampoco notarán mucha diferencia, pensé yo.

Después de la charla ocupamos las cabañas, Nikolaus organizó los turnos para usar el baño con orden alemán y yo me dediqué a azuzar la lumbre y quedarme embobado mirando para el fuego, momento que repetiría hasta que nos marcháramos de allí.


Dejamos las cabañas para probar las actividades gratuitas que nos ofertaban aquel día. Un paseillo en trineo de renos y otro en trineo de huskeys.



Cada verano mueren en Finlandia 100.000 renos. El Gobierno de Finlandia se encarga de controlar la población del animal, que es la base de la cultura sami. Según me explicó el experto, oriundo de la Laponia finesa, la forma de proceder al exterminio consisete en realizar batidas por el bosque, acorranlándolos de a poco, para capturarlos con más facilidad y darles matarile tranquilamente. Los tres que tiraban de nuestro trineo, Snowball, Litle Boy y del nombre del tercero no me acuerdo, pueden considerarse afortunados.



La cena se sirvió como cada evening a las 19.00 horas. El señor Korvala es un gran conocedor de la gastronomía local —estofado de reno, caserole de salmón, fondue de quesos— y cada cena preparó un plato típico, acompañado de ensalada y frutos del bosque y rematado por un postre de los de relamerse las boceras lengüetazo vivo. Más trade en la fiesta nosotros mismos nos encargamos de regarlo por inundación con glogui y cerveza del país.

Después volvimos al calor del hogar, Álvaro durmió y los demás miramos el fuego mientras dialogábamos de la importancia de tener buenos modales y buenas capacidades comunicativas. Ahí es ná. Cuando nos cansamos de la cháchara, al más puro estilo Benidorm, cojimos el bañador y la toalla y nos fuímos para la sauna, más que para abrir los poros y quemar toxinas para combatir el frío privar cerveza.

La resaca en el próximo post.



¡Moi, moi!


Estamos intentando conseguir fotos de la fiesta porque, como es lógico, nosotros no llevamos a esos eventos bárbaros e incontrolados. Cuando las tengamos la subiremos.



1 comentario:

  1. check this out, guys!! so that's how you survive out there, apparently :)

    http://news.bbc.co.uk/2/hi/science/nature/8565233.stm

    PS:
    Q: how do you get 4 polar bears into a car?
    A: you take the reindeer out first!
    :-P
    besos!!

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