24/1/10

Viviendo en postales

David (20:00 horas, -10º)

¿Cómo que no apetece pasear con este tiempo —quince grados bajo cero—? Claro que apetece y mucho. Para cuatro días que tenemos en Helsinki con el cielo despejado, azúl como los ojos de los poemas de Bécquer, sin un mal cirro, cúmulo o estrato que lo estropee, un astro rey de una tímida belleza hechizante y abrigado el paisaje por el manto blanco de la nieve... ¿cómo que la gente no vivimos en las postales? A veces sí, aunque sólo sea por unos minutos.



Las fotos corresponden a la agradable caminata que el sábado nos llevó hasta el extremo más meridional de la isla-museo etnográfico Seurasaari. Lo más impactante para nosotros fue que el itinerario discurrió sobre las aguas heladas de la bahía.


No sabemos hasta cuando permaneceran heladas las aguas, pero antes de que se que se derrita el hielo y Skadi ceda las augas de nuevo a Posidón, yo quiero cruzar las bahía enterita sobre los esquíes en plan Juanito Muller, aunque me tenga que dopar...



Lo ideal sería comprarse un par de renos y un trineo y así, además, me ahorraba el abono de transportes. Lástima que ya lo he comprado y no me devuelven el dinero, los renos tendrán que esperar...


La última foto es del cementerio. Por cierto, eran las 16.10 cuando el Sol se puso. Ya crecen los días. Por reyes lo conocen los bueyes.

Hei hei. Voi hyuvin.

19/1/10

Cálida vuelta a casa

Álvaro (17 horas: -8ºC)

Parecía que no íbamos a volver a actualizar nunca... ¡pero sí! Un mes y medio después de la última entrada, El Finterrete vuelve con fuerza y con el propósito de año nuevo (de esos que se cumplen siempre) de quedarse hasta finales de mayo, cuando nuestra aventura finlandesa llegue a su fin.

Tenemos por ahí pendiente un encuentro digital y el viaje a Laponia (de allí es la foto del nuevo look invernal de El Finterrete), pero como decimos en Pohjoinen Rautatiekatu 29: "deja para mañana lo que puedas no hacer hoy".


Así que en vez de eso vamos a hablar de un tema mucho más original: el frío que hace en Helsinki en enero. Después salir de Madrid a las seis de la mañana y un viaje de unas ocho horas en el que solo fuimos sin dormir en la escala en Amsterdam y cuando nos dieron el desayuno en los dos aviones (la ventaja de ir sin dormir al aeropuerto, que el viaje se te pasa volao), llegamos a la capital finlandesa con una agradable temperatura de -8ºC.


Mucha nieve, los laguitos y el mar congelados, y las calles llenas de hielo. Bueno todas no, que en el centro hay algunas que tienen calefacción en las que se pasea como si estuvieras en el paseo marítimo de Córdoba.



A pesar de todo hay que decir que por ahora estamos aguantando bien el frío. De hecho, ayer en la sobremesa de dos horas en el Unicafé hemos estado discutiendo con tres italianos, un brasileño y un francés por qué a -8ºC en Helsinki parece que hace menos frío que a -8ºC en París o Londres. Dicen que es por la humedad pero la verdad que no ha quedado muy claro (se aceptan teorías en los comentarios).


Además, lo del título no venía a cuento de la temperatura. Era más bien por la bienvenida que nos dieron nuestras amigas las pelusas y un paquete de jamón york al entrar en nuestro amplio apartamento. Las primeras eran suficientes para haber escrito konichiwa y el segundo desprendía un aroma de lo más agradable después de haber estado un mes abierto en el frigorífico.


Así que el primer día de la vuelta a casa lo dedicamos básicamente a limpiar, ventilar, hacer la compra y poner lavadoras. Ya a la mañana siguiente pudimos retomar nuestra faceta deportiva jugando al squash (no es que seamos tan pijos, es que es de gratis y está muy entretenido) y por la tarde fuimos a patinar sobre hielo.


Hay que decir que ya me estoy soltando con esto del patinaje. Esta vez solo me caí tres veces y ya soy capaz de girar hacia la izquierda...


El domingo también tuvimos tiempo para darnos un pequeño homenaje con una tortillita y embutidos varios traídos en el equipaje. Entre esa comida y ayer, que invitamos a las japonesas a cenar, ya están casi finiquitados. Era gracioso ver a Narumi, Moe y Naoka eligiendo entre la cecina de León, el jamón serrano Navidul y el salchichón y el chorizo Campofrío.

¡Besos y abrazos!