Álvaro: En Bruselas, la mal llamada (según algunos) capital de Europa, damos por terminado el Interrail, el Erasmus y el Finterrete. Suponemos que aquí algún día, a alguien de la Unión Europea se le ocurrió el programa de becas de intercambio universitario con el que hemos estado desde principios de septiembre en Helsinki.
Dándole las gracias por la idea y seguros de que hemos disfrutado del intercambio (también de lo universitario y no tanto de las becas) volvemos a España sintiéndonos un poquito más europeos.
En la penúltima entrada de el Finterrete dijimos que nuestra próxima parada sería Copenhague. En la capital de Dinamarca pasamos algo menos de 24 horas en las que nos dió tiempo a coger unas bicicletas (esta vez gratis) para ir a ver a la Little Mermaid en directo. Digo en directo porque donde debería estar la muchacha tienen una pantalla gigante conectada con una webcam que transmite la imagen del pabellón danés de la Expo de Pekín...
David: ¿Quién ha dicho que los alemanes no son hospitalarios? Andrés Webering nos estaba esperando en la estación de Kiel con una estupenda Becks en la mano. Primera cerveza en Alemania, después de nuestra experiencia maritimoferroviaria. Sí, has leído bien maritimoferroviaria porque para salvar un estrecho marítimo entre Dinamarca y Alemania meten el tren en un ferry.
Como R.N. Webering tenía partido en Luebeck, nosotros nos fuímos a Hamburgo, la ciudad con el mayor puerto de Europa. Y no mienten, yates, cargueros, transatlánticos o cualquier otro monstruo flotante es solo uno más en Hamburgo. Lo más bonito de la ciudad es el barrio de San Pauli, el Vallecas alemán. Cuando llegamos estaban celebrando el centenario del equipo y el ambiente festivo inundaba el barrio con baderas en balcones y la gente en las calles luciendo la camiseta pirata.
Kiel lo vimos principalmente de madrugada. Las dos noches que estuvimos el Rafa Nadal Alemán nos enseñó los principales monumentos de Kiel, que curiosamente estaban en las discotecas.
A: Del domingo por la tarde al martes por la noche estuvimos en Berlín. Allí nos hospedó mi prima Loles y su marido Stefan, con los que pocas horas después de llegar nos estábamos tomando una cerveza en un Wiergarden en el Tiergarden.
Que conste que a pesar del fulgurante comienzo y de que nos aficionamos a la Berliner (una de las muchas marcas de cerveza de la capital alemana) en esta parada tocamos bastante la vertiente histórico-cultural. Visitamos un búnker y nos empapamos en el muro (llovía bastante) y sobre el muro, especialmente en la East Side Gallery y el Check Point Charlie. También visitamos el Estadio Olímpico y el Bundestag, muy recomendable incluso después del cabreo de las dos horas de espera.
El viernes visitamos Amsterdam. Recorrimos el centro fijandonos en las estrechas y coloridas casas, el mercado de flores, la esplanada de los museos, los parques, el barrio de Joordan, la casa de Anna Frank o los canales. No hubo tiempo para parar el distrito rojo, pero es sencillo hacerse una idea del ambiente fijándose en la cantidad de coffee shops que perfuman la ciudad.
A: El sábado a mediodía hicimos nuestro último viaje incluido en el Interrail: de Utrecht a Bruselas Central vía Rotterdam. En la estación de la capital belga nos recogió Javier Ruiz, alias Family, amigo y compañero de clase en Madrid y Erasmus en la Universidad Complutense de Bruselas. Así es como la llama él (en realidad es Universidad Libre de Bruselas) por su caótico parecido con nuestra Universidad en España.
Un caos que también está muy presente en Bruselas (especialmente en el sistema de transporte) y por el que Family dice que no se le puede llamar la capital de Europa. Nosotros tuvimos la suerte de que Laura e Inés, ex-Erasmus en Helsinki al igual que Silvia y Andrés, nos hicieron de guías por el centro de la ciudad. Así la ciudad mejora, aunque ni mucho menos se acerca al nivel de Brujas.
D: Brujas es la ciudad de la que cualquiera quisiera ser alcalde o al menos concejal. Es una ciudad medieval magnificamente conservada, con casitas que parecen sacadas de un cuento de los hermanos Greem y catedrales de altas torres que parecen sacadas del Señor de los Anillos. Las calles están impolutas, no se ve una mala pintada o un desconchón en una fachada. La plaza mayor es una joya, igual que los molinos de las afueras, los conventos o los canales que comunican la ciudad. Lástima que la lluvia nos volvió a chafar la mañana. Solo un aviso, Brujas no es apta para diabéticos, las chocolaterías y los puestos de wafles y fries se cuentan por cientos.
Moi Moi