David (20:00 horas, -10º)
¿Cómo que no apetece pasear con este tiempo —quince grados bajo cero—? Claro que apetece y mucho. Para cuatro días que tenemos en Helsinki con el cielo despejado, azúl como los ojos de los poemas de Bécquer, sin un mal cirro, cúmulo o estrato que lo estropee, un astro rey de una tímida belleza hechizante y abrigado el paisaje por el manto blanco de la nieve... ¿cómo que la gente no vivimos en las postales? A veces sí, aunque sólo sea por unos minutos.
¿Cómo que no apetece pasear con este tiempo —quince grados bajo cero—? Claro que apetece y mucho. Para cuatro días que tenemos en Helsinki con el cielo despejado, azúl como los ojos de los poemas de Bécquer, sin un mal cirro, cúmulo o estrato que lo estropee, un astro rey de una tímida belleza hechizante y abrigado el paisaje por el manto blanco de la nieve... ¿cómo que la gente no vivimos en las postales? A veces sí, aunque sólo sea por unos minutos.
Las fotos corresponden a la agradable caminata que el sábado nos llevó hasta el extremo más meridional de la isla-museo etnográfico Seurasaari. Lo más impactante para nosotros fue que el itinerario discurrió sobre las aguas heladas de la bahía.
No sabemos hasta cuando permaneceran heladas las aguas, pero antes de que se que se derrita el hielo y Skadi ceda las augas de nuevo a Posidón, yo quiero cruzar las bahía enterita sobre los esquíes en plan Juanito Muller, aunque me tenga que dopar...
Lo ideal sería comprarse un par de renos y un trineo y así, además, me ahorraba el abono de transportes. Lástima que ya lo he comprado y no me devuelven el dinero, los renos tendrán que esperar...
La última foto es del cementerio. Por cierto, eran las 16.10 cuando el Sol se puso. Ya crecen los días. Por reyes lo conocen los bueyes.
Hei hei. Voi hyuvin.